Bioimpresión, la medicina del futuro

Uno de los avances médicos más esperados por la comunidad científica para este 2023 es la impresión 3D de órganos humanos funcionales.

Hace algunos años diversos equipos de científicos de distintas partes del mundo como Rusia, Estados Unidos y Costa Rica, se han dedicado a la investigación con la finalidad de poner la tecnología a resolver un problema real: la falta de órganos disponibles con la finalidad de trasplante.


La bioimpresión se refiere al uso de impresoras con técnicas de tercera dimensión para fabricar estructuras compuestas por materiales biológicos y específicamente células. La tecnología ha avanzado tanto que se han podido realizar orejas, vejigas y tendones con esta tecnología, sin embargo; emular la fisiología humana propia de cada órgano ha sido y continúa siendo uno de los mayores retos y en palabras de la profesora del Instituto Wyss de Ingeniería Inspirada en la Biología de la Universidad de Harvard Jennifer Lewis, el “verdadero santo grial” de esta tecnología. Poder replicar la estructura anatómica de los órganos si bien no ha sido sencillo si ha podido concretarse; la comunidad médica celebro el desarrollo en 2019 de la hazaña del profesor Tal Dvir al lograr imprimir el corazón completamente compatible con un paciente al utilizar sus propias células para el desarrollo del órgano, logrando así reducir el riesgo de rechazo tan temido ante cualquier cirugía de trasplante, corazón que si bien representaba un logro, dista mucho aún de poseer un ritmo cardíaco autónomo, tan característico de cada uno de nuestros corazones.

Según las cifras oficiales del Centro Nacional de Trasplantes (CENATRA) al 6 de enero del 2023, en la lista de espera para recibir un órgano se encuentran 20,117 mexicanos, de los cuales 15,546 conforman la lista para recibir un riñón. En el sentido estricto eso significa que se requieren 7,773 donantes para poder cubrir la demanda actual tan solo a nivel renal, surgiendo la imperante necesidad de desarrollar alternativas que permitan vislumbrar como una realidad la posibilidad tangible de trasplantar a todo aquel que lo requiera.

Aceptado por unos y rechazado por otros catalogando a los científicos como jugadores de acciones exclusivamente permitidas para deidades, lo que es innegable es que la tecnología y la medicina han conformado un enlace poderoso que solo atisba el inminente progreso de ambas artes en pro de la salud de sus propios creadores.


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